Oda al Garabato

Oh, gara­ba­to de mi líqui­do ocu­lar. Te obser­vo acechan­do en la per­ife­ria de mi visión, pero… Cuan­do quiero mirarte… Sales dis­para­do. ¿Éres tími­do, dulce gara­ba­to? ¿Por qué sólo cuan­do con­si­go igno­rarte retor­nas al cen­tro de mi ojo? Oh, mi gara­ba­to. Tran­qui­lo, yo te perdono.

Stewie Grif­fin

Sin comentarios

Deja una respuesta

Tu email nunca será compartido con nadie.Los campos obligatorios están marcados con *